Ojos de Aquel
Que cansancio. Sólo quería llegar a mi casa, eran las 8:00 y salía del trabajo. Si no me apuraba me perdería la teleserie y las noticias, y tendría que calentarme la comida solo. Que terrible es esta vida, esta rutina. Entre al metro, estaba vacío. Camine hasta el final del andén. Me senté. Pensaba en lo cansado que estaba, y de pronto vi que el metro al frente mío cerraba sus puertas. Se me había pasado, llegaría más tarde, más terrible era mi vida. Partió el metro y entro en la oscuridad del túnel. Al frente, en los asientos del andén del otro lado había un hombre. Era un vagabundo. Sus ropas sucias y rasgadas, cara mugrosa, guantes rotos, zapatos gastados, mirada triste. Lo entendía, que pena y compasión siento por él. Si pudiera le daría alguna moneda o algo. De pronto me miro, fijo, unos segundos. Interrumpió la vista el vagón del metro que llegaba y abría sus puertas. Algo extraño, no me podía mover. Sonó el pito, la luz roja, se cerraron las puertas, y el metro se metió nuevamente en el túnel y en la oscuridad. Se fue. Mire hacia el otro anden, y que pasa. Me estoy viendo. Estoy sentado y sonrió. Algo huele mal. Soy yo. Miro al suelo, mis zapatos están gastados, tengo guantes y están rotos. Mi cara esta sucia, mis ropas rasgadas. Tengo hambre. Que ocurre, este no es mi cuerpo. Mi cuerpo está al frente, en el otro anden. Me estoy riendo, pero esa no es mi mirada, es la mirada de aquel, del vagabundo. Qué carajo. Estoy en su cuerpo inmundo y sucio y el tiene mi cuerpo. Me paro, le grito que me lo devuelva. Maldito vagabundo le digo, el solo ríe. Maldición, no quiero esta mierda. No tengo todos mis dientes. Le ruego me lo devuelva, le ofrezco dinero, me arrodillo. El maldito sólo ríe. Se acerca al metro, lo perderé todo. Se subirá al vagón y no volveré a ver mi cuerpo, si le digo a mi señora, a mis hijos nadie me creerá, tendré que vivir una vida de mierda, vagando por las calles, rogando por monedas para comer pan, llegar a los más bajo, no puede ser. El metro ya se va. Entro al túnel. Miro hacia el frente. Este el vagabundo, me mira y sonríe. Estoy en mi cuerpo. Fue solo un sueño, una visión. Pero que sueño, que miedo sentí. El metro, me apresurare a subir, quizás alcance a ver la teleserie.
El perro estaba revolviendo basura
buscando algo que comer
quise acercarme y ofrecerle mi ayuda
pero el se echó a correr
Yo pude ver.. yo pude ver la contorsión de su cuerpo
y la muerte en su piel
creí que todo lo soñé... creí que todo lo soñé
pero el perro estaba mirándome, lleno de miedo.
Sus ojos eran como un par de agujeros,
se veía en su interior..
que el corazón ya le latía muy lento,
de tanto entregar amor.
Yo pude ver.. yo pude ver la contorsión de su cuerpo
y la muerte en su piel
creí que todo lo soñé... creí que todo lo soñé
pero el perro estaba mirándome, lleno de miedo.
Autor: Axel Gottschalk