viernes, 25 de julio de 2008
Vomito
lunes, 14 de abril de 2008
Historia 010: Ojos de Aquel
Que cansancio. Sólo quería llegar a mi casa, eran las 8:00 y salía del trabajo. Si no me apuraba me perdería la teleserie y las noticias, y tendría que calentarme la comida solo. Que terrible es esta vida, esta rutina. Entre al metro, estaba vacío. Camine hasta el final del andén. Me senté. Pensaba en lo cansado que estaba, y de pronto vi que el metro al frente mío cerraba sus puertas. Se me había pasado, llegaría más tarde, más terrible era mi vida. Partió el metro y entro en la oscuridad del túnel. Al frente, en los asientos del andén del otro lado había un hombre. Era un vagabundo. Sus ropas sucias y rasgadas, cara mugrosa, guantes rotos, zapatos gastados, mirada triste. Lo entendía, que pena y compasión siento por él. Si pudiera le daría alguna moneda o algo. De pronto me miro, fijo, unos segundos. Interrumpió la vista el vagón del metro que llegaba y abría sus puertas. Algo extraño, no me podía mover. Sonó el pito, la luz roja, se cerraron las puertas, y el metro se metió nuevamente en el túnel y en la oscuridad. Se fue. Mire hacia el otro anden, y que pasa. Me estoy viendo. Estoy sentado y sonrió. Algo huele mal. Soy yo. Miro al suelo, mis zapatos están gastados, tengo guantes y están rotos. Mi cara esta sucia, mis ropas rasgadas. Tengo hambre. Que ocurre, este no es mi cuerpo. Mi cuerpo está al frente, en el otro anden. Me estoy riendo, pero esa no es mi mirada, es la mirada de aquel, del vagabundo. Qué carajo. Estoy en su cuerpo inmundo y sucio y el tiene mi cuerpo. Me paro, le grito que me lo devuelva. Maldito vagabundo le digo, el solo ríe. Maldición, no quiero esta mierda. No tengo todos mis dientes. Le ruego me lo devuelva, le ofrezco dinero, me arrodillo. El maldito sólo ríe. Se acerca al metro, lo perderé todo. Se subirá al vagón y no volveré a ver mi cuerpo, si le digo a mi señora, a mis hijos nadie me creerá, tendré que vivir una vida de mierda, vagando por las calles, rogando por monedas para comer pan, llegar a los más bajo, no puede ser. El metro ya se va. Entro al túnel. Miro hacia el frente. Este el vagabundo, me mira y sonríe. Estoy en mi cuerpo. Fue solo un sueño, una visión. Pero que sueño, que miedo sentí. El metro, me apresurare a subir, quizás alcance a ver la teleserie.
El perro estaba revolviendo basura
buscando algo que comer
quise acercarme y ofrecerle mi ayuda
pero el se echó a correr
Yo pude ver.. yo pude ver la contorsión de su cuerpo
y la muerte en su piel
creí que todo lo soñé... creí que todo lo soñé
pero el perro estaba mirándome, lleno de miedo.
Sus ojos eran como un par de agujeros,
se veía en su interior..
que el corazón ya le latía muy lento,
de tanto entregar amor.
Yo pude ver.. yo pude ver la contorsión de su cuerpo
y la muerte en su piel
creí que todo lo soñé... creí que todo lo soñé
pero el perro estaba mirándome, lleno de miedo.
sábado, 22 de marzo de 2008
Historia 009: Tómese Su Tiempo
Tómese Su Tiempo
Prohibido que te prohíban prohibir a los demás la prohibición de prohibir la búsqueda del sentido a las prohibiciones de toda prohibición.
Autor: Gonzalo Maruri Velásquez.
lunes, 17 de marzo de 2008
Historia 008: En Honor al Nombre y al Hombre
Cada vez que entro al vagón del metro miro para afuera y veo fantasmas.
miércoles, 20 de febrero de 2008
Historia 007: Especial
Dedicada a esa persona que todos consideramos especial…
Historia 006: El Mar De La Felicidad
Con toda la determinación que su viejo cuerpo pudo tener tomó la lámpara del asa y con movimientos juveniles se alzó sobre la barcaza e iluminó el mar. Algunas partes se volvieron más claras y vio a lo lejos, en las profundidades, a animales que volaban del otro lado del cristal. Con aletas surcaban el mar. De todos colores, empezaron a danzar al son de del farol. Saltaban alrededor del barquito, cada vez más alto. Verde, rojo, azul y de otros tantos miles de colores eran los plumajes de aquellos peces. Algunos saltaron tan alto que se esfumaban. Otros llegaban incluso más alto, hasta la luna, desde donde pedían a los vientos que los elevaran por los aires. Desaparecieron tantos en el aire que se empezó a formar unos hilitos de luces multicolores que dibujaban en el horizonte miles de figuras. Tantas fueron las bandadas, que formaron auroras boreales asombrosas, que hicieron de la noche dó por un instante. La gran mayoria de las auroras pasó a través del cristal hacia el otro lado e iluminaron toda la faz de la tierra de Lorenzo durante no tan sólo un instante, sino que por siempre. Era tanta la luminosidad que tuvo que cerrar los ojos por un momento. Cuando los volvió a abrir habían pasado 10 días del naufragio de su embarcación. La primera persona que vio fue a un borrachito que lo encontró en la playa. Se levanto Don Lorenzo y salió corriendo con un paso un tanto destartalado. El borrachito preguntó por qué tan apurado. Don Lorenzo dijo que porque tenía, todavía, que hacer feliz el mundo, su mundo.
Historia 005: Visiones Desde La Quietud
Desde la quietud de su mente, Silvia observó algo. Era una vaca, a lo lejos, pero ella no lo sabía. Le emocionó el hecho de verla y empezó a hablar como sólo ella sabía hacerlo, por medio de gestos. Pero éstos seguían siendo incomprensibles, como para ella lo era el lenguaje utilizado por todos. Todos a su alrededor la contemplaban, sólo a ella. Algunos con pena, otros con impotencia, otros simplemente indiferentes. Se sentía sola, unica, pero no en el buen sentido. En aquel sentido de que nadie la podría comprender jamas. Nadie nunca lo hizo, ni nadie nunca lo haría.
Tiene recuerdos borrosos de aquel día, el día en que renació, el día en que fue esa persona, destinada a salivar por el resto de sus días...
domingo, 17 de febrero de 2008
Historia 004: Entre 9 y 11
“El recuerdo nos hace débiles”
Las puertas de hierro del ascensor se abrieron. Elizabeth dimensionó nuevamente aquel frío pasillo que visitaba cinco días a la semana, trabajando de ocho de la mañana a ocho de la noche. Aquel pasillo tenía diez puertas a la derecha y diez a la izquierda y cada una de estás puertas llevaba a otro pasillo, en el cual, habían diez puertas a cada lado y cada puerta llevaba a una oficina. Las paredes estaban pintadas con un gris muy pálido. Plantas no había. Para qué ensuciar este deprimente espacio con algo tan alegre y vivo como un arbusto. El trabajo desmesurado era lo importante en aquellas oficinas, llenas de funcionarios incompetentes e inservibles. Todo esto debido a la exhaustiva y rutinaria vida que llevaban ahí. Incluso la dama negra, para ellos, era mejor que estar ahí detrás de aquel escritorio que en cualquier momento iba a ser ocupado por otros diez funcionarios más, cada uno reemplazando al anterior. Lo que no saben los nuevos es que es un suicidio silencioso.
Elizabeth estaba sola en el ascensor. Se apuró antes que éste cerrara las puertas de la libertad. Caminó y se detuvo en la última puerta, la número diez, a la derecha. La abrió y vio el otro pasillo. Nada de flores o plantas. Sólo trabajar. Nada nuevo había. Las puertas sólo eran blancas. Una tierna falsedad de la triste realidad que había en aquella oficina que escondían. Caminó. Iba a la altura de la puerta número nueve y sólo le faltaban diez pasos para llegar a la número diez, la de la izquierda, la cual era su oficina. Llegó enfrente de aquella blanca puerta diez que escondía su desgracia. Hizo un gran suspiro y la abrió.
Su oficina era de tres paredes sólidas, de concreto, y una pared era sólo ventanas. Las ventanas eran oscuras, para evitar que el sol terminara por matar alguien que estuviese dentro de la oficina. Aunque eso era mejor que estar trabajando ahí todos los días, morir.
Cerró la puerta tras de sí y se apoyó en ella. Miró su oficina. Miró el escritorio. Se dio cuenta que había unos papeles que ella no había dejado la noche anterior y un lapicero que le había hecho su hijo en la escuela. Miró la planta que ella misma había traído desde su casa. Estaba cerca de la pared de ventanas, en el rincón. Ella la trajo escondida. De hecho en el piso que trabajaba nadie tenía una planta en su oficina. Sólo ella. La excepción. Vio además el vaso con agua, que ella siempre dejaba todas las noches para regar la planta, sobre la mesa. Lo tomó con cuidado y se acercó a la planta. La regó con tanto cariño, que la planta sintió toda aquella energía. Sus raíces danzaron en la oscuridad de la tierra de hoja.
La muchacha vio a través de la ventana. Vio ese gran espejo que había al lado del edificio donde trabajaba. Éste estaba desde que se construyó el edificio y viceversa. Miró atentamente, esperando algún saludo de alguien, pero no. Su esperanza era en vano. Nadie dejaba de trabajar. La esclavitud había vuelto, pero de una manera un poco más moderna. Se sentó en aquella incómoda silla de madera y tomó los papeles que había sobre el escritorio. Uno de ellos era un informe de contabilidad de diez páginas. Lo leyó rápidamente. Se percató que había unos sobres de correo en su escritorio. Eran diez. Los revisó unos por uno. Nueve eran respecto a su trabajo y uno era para ella. Su emoción fue tal, que ni siquiera leyó el remitente y la abrió.
En sólo diez líneas la esperanza de Elizabeth volvió. Era una carta del mejor amigo de ella en la secundaria, con el cual no había hablado hace más de diez años. Ellos se habían separado después de haber terminado la secundaria. De ahí en adelante se perdieron el rastro el uno al otro.
No habían pasado ni diez minutos desde que miró hacia fuera, cuando decidió mirar de nuevo. Y de nuevo la misma triste realidad. Nada. Nadie. Sola. Sola, disfrutando una vez en la vida lo que es en realidad la vida. Se levantó bruscamente. Miró su planta. La tomó del macetero. Estaba decidida. Decidida a ser otra. Años de desesperanza. Años de angustia. Para qué. La alegría de vivir dignamente se había apoderado de ella. Miró nuevamente hacia fuera, pero había algo distinto. Dos cuervos negros volaban hacia ella, uno más atrás que el otro.
El miedo brotó en todas partes, Elizabeth y todo desapreció. Algo de nunca olvidar.
La fecha de esto: 11 de septiembre del 2001.
Autor: Gonzalo Maruri Velásquez.
Historia 003: Boletín de Epidemia
Atención:
Epidemia de revolución sacude al país. Los primeros casos se han encontrado en la zona sur de Chile y por sobretodo en población que esta en frecuente contacto con malos tratos por parte del gobierno. También se han presentado en personas que se han dado cuenta que las cosas no están bien como están. Comúnmente se presenta en menores de edad porque los de edad más avanzada han sido vacunados con dosis exactas de dinero y egocentrismo. Los síntomas más recurrentes de esta enfermedad son no sentirse a gusto con la situación actual del país, también puede tener la variante de no sentirse a gusto con la realidad mundial. Esta variante quiere decir que la enfermedad esta avanzando peligrosamente. Otro síntoma es las ganas irresistibles por gritar al mundo su parecer. No lo haga si siente eso porque puede producir un cambio en el mundo, puede mover masas y puede hacer que la población sea feliz, cosa contraindicada por los médicos. El más peligroso pero no tan recurrente es el de tener la intención de ayudar y hacer sentir bien a las demás personas. Si usted presenta los siguientes síntomas, entérese que ha entrado en la etapa Terminal de esta pandemia.
Si siente un fuerte desapego hacia las cosas materiales y le importa más las cosas espirituales, se le llama a la calma y que vaya directamente al mall más cercano a endeudarse.
Para poder sanarse de tan grave aflicción se le ruega que ingrese a la comisaría más cercana donde se le suministrara una cantidad razonable del antídoto, patadas y lumazos. Si no cuenta con una comisaría cercana vaya a una sucursal bancaria donde la untaran de créditos y beneficios a destajo dejándolo con una sensación de saciedad. Esta dolencia puede ser causada por muchos razones. Puede haber estado en contacto con alguien que realmente haya estado feliz o también puede ser por haber estado en contacto con la naturaleza. El primer foco se produjo por un joven ya eliminado que se dio cuenta de que eran las cosas importantes en la vida, de donde podía encontrar la felicidad. Si a usted le ocurre esto preocúpese porque va en contra de nuestros intereses.
Autor: Tío Tom y asociados.
Autor: Luis Navarro Gutiérrez
sábado, 16 de febrero de 2008
Historia 002: Error Humano
“Lloraría todas mis penas bajo el árbol de mis sueños”
El muchacho se había quedado dormido debajo de la mesa del comedor, viendo televisión. Ocurría seguido, pero esta vez Morfeo cumplió su cometido más temprano de lo normal. Su padre lo vio ahí tirado en el piso y se enterneció con la imagen. Sin que éste despertara, lo tomó en brazos y se lo llevó del comedor. Mañana era día de colegio y trabajo para cada uno respectivamente y ambos estaban ya cansados del día rutinario que habían vivido. Un buen dormir, asegura un buen rendimiento el día siguiente, o por lo menos eso es lo que se cree.
Empezó a subir la escalera de la casa, para poder llegar al segundo piso y así, llegar al dormitorio del muchacho y dejarlo dormir. El primer peldaño costó. El padre ya tenía sus años de vida y, a esas alturas, no podía hacer grandes esfuerzos como lo hacía antes, pero eso no le importaba ya que le importaba más el bienestar de su hijo. El segundo fue algo menos que el primero y el tercero algo menos que el segundo. Nueve escalones hasta llegar al descanso que dividía la escalera en dos. Ambas partes contrariadas. Una en dirección al norte y otra al sur. La escalera era de madera y a cada paso que daba la madera, crujía dando la impresión de que iba a ceder ante el peso de ambas personas, pero no. Aquellos escalones perdidos en el tiempo insensible eran fuertes. Nunca habían cedido ante el peso que los torturaba. Todo aquél que pasó por sobre ellos, se sentía seguro. El crujir era sólo el lamento del tiempo que dejaba rastros notorios sobre esos fieles escalones.
Tuvo el mayor cuidado para evitar que los pies, incluso la cabeza del muchacho, rozaran con las paredes que acompañaban a la vieja escalera, evitando la motivación de interrumpir el trabajo del dios del sueño. Llegó al descanso. Sólo faltaba el trecho que iba hacia el sur. Hizo un suspiro profundo, miró como aquella escalera que tanto amaba le hacía la vida difícil y levantó la pierna. El primer escalón fue el más difícil de todos. El segundo menos que el primero y el tercero menos que el segundo. El cuarto fue fácil. El quinto sólo un respiro, pero Morfeo tenía algo para el muchacho. El sueño que pregona esta divinidad omnipresente en el inconsciente humano no tuvo piedad con ellos.
De un momento a otro, en sólo segundos, el sueño embargó al padre. Pestañeó rápidamente por la acción de este frío e ilógico dios, dando un paso en falso. El ingrato e insensato muchacho jamás tuvo en su mente una situación así, ya que Morfeo tenía un plan muy bien hecho, distrayéndolo en la inconsciencia absoluta.
El escalón crujió como de costumbre, pero esta vez con un resultado fuera de este tiempo. El muchacho en brazos y su progenitor desaparecieron de este mundo por un segundo. El equilibrio que el padre tan bien había manejado hace un rato mientras comenzaba la travesía, desapareció. Sintió como él y aquel ser que llevaba en sus brazos se dirigía al vacío, y no hay nada peor que dirigirse al vacío de espalda. El ser consciente se apoderó del padre y lo único que pudo hacer en ese momento fue abrazar fuertemente a su hijo y dejarse llevar por la gravedad. Morfeo en silencio observaba la escena desde el inconsciente del hijo.
El primer golpe fue seco. El muchacho logró despertar, pero lo único que escuchaba era los golpes de la caída y lo único que veía eran sombras extrañas que se contraponían con la ampolleta que iluminaba la escalera. La gravedad no tuvo piedad con ellos. El hijo dejó de ser ingrato, obteniendo la escalera esta característica humana. El descanso no pudo detener la tortuosa caída. Cayeron por la parte que iba hacia el norte, pero la gravedad los llevó hacia el sur. La escalera ingrata sólo sintió como ellos, padre e hijo, pasaban velozmente sobre ella. Todos los escalones crujieron al pasar. El muchacho jamás se enteró si el padre tuvo la misma percepción de sombras y luces al caer. Los golpes que daban eran de ultratumba, pero en el instante mismo no había dolor alguno. El hijo aún estaba cegado por la acción de Morfeo y más todavía con la sinfonía de golpes y luces que estaba viviendo.
Por fin el suelo firme. El suelo frío y rojo tuvo una lealtad mayor que aquel dios y aquellas escaleras, deteniendo la caída. Ambos cuerpos, el del muchacho, pequeño y frágil ante la situación, y el del padre, grande y frágil también, se encontraron juntos en el piso. Silencio hubo. El ruido que generó la situación fue espantoso.
Después se escucharon los pasos desesperados de la madre y esposa a la vez queriendo saber qué pasó. La escena fue horrible. Los dos seres que más amaba en el mundo, tirados en el suelo, como si quien tirara alguien la basura en el piso. Sólo una idea había pasado por la mente de ella y es que su esposo haya quedado inválido.
La situación, afortunadamente, dejó en el muchacho una herida en la boca de por vida y en el padre sólo dolores que desaparecerían con el tiempo.
Se buscaron culpables. Morfeo, las escaleras y la gravedad guardaron silencio.
No había sido culpa de nadie.
Sólo se supo después, que fue un error humano.
Dedicado a aquella persona que no somos capaces de comprender, pero sí de querer.
Autor: Gonzalo Maruri Velásquez.
domingo, 3 de febrero de 2008
Historia 001: Sofocada
El olor a plástico era asfixiante. Paula no entendía el por qué. La oscuridad cada vez la asustaba más. Su departamento estaba vacío, pero lleno a la vez. Estaba ella acostada en su cama. Sus oídos comenzaron a escuchar pasos. Pasos que se dirigían hacia ella. No podía ver nada. Su corazón empezó a irrigar más sangre de lo normal. El silencio era tal, que el sonido de su corazón hacía retumbar esas paredes llenas de historias inconclusas. Los pasos, a cada segundo, se sentían con mayor intensidad. La boca de Paula estaba reseca y sus ojos perdidos en la oscuridad. Sintió como la puerta comenzó a abrirse. Primero la manija dejó su estado de reposo y empezó a girar en sentido contrario a las manecillas del reloj. Llegó hasta el límite y la puerta inicio su recorrido, dominado por aquellas bisagras que Paula nunca tomó en cuenta y que su sonido, ahora y en la oscuridad y silencio absoluto, se hacía estrepitoso. Paula se dio cuenta que todo su departamento estaba oscuro, porque la puerta no hizo entrar ningún haz de luz, el que tanto deseaba ella. Sus oídos percibieron la entrada de alguien, pero esta vez sin el sonido de pasos andando. Sintió la presencia de alguien, pero ella no podía ver nada. Sus pupilas recorrían cada parte de su habitación sin encontrar nada que le diera un estímulo. En su sien se lograba distinguir una gota de sudor, provocada por el nerviosismo de la situación. Luego un descubrimiento de ella le causó pavor. La oscuridad era total. No podía entender cómo, pero ni siquiera podía distinguir una sombra. Su corazón latió más fuerte y rápido. Se acordó de aquella presencia que había entrado a su habitación. Su cabeza empezó a girarla desesperadamente, buscando a aquel ser entre la oscuridad. Luego un golpe seco, que hizo retumbar toda la habitación, generando un pequeño temblor que asustó más a Paula. Ésta se paralizó. No podía mover ninguna de sus extremidades. Sus pies no reaccionaban a las instrucciones de su cerebro, mientras que su brazos estaban serenos y sin ningún ánimo de moverse. Su cerebro hizo un análisis de aquel sonido para poder ver qué había sido eso. El pensamiento surgió. Había sido un cajón de la cómoda de Paula que se había caído al suelo. La muchacha no entendía por qué aquel ser que conocía hace mucho tiempo estaba haciendo eso, sin dejarse ver. La oscuridad aún continuaba y ella no podía ver nada. Después otro cajón cayó y otro más. Sintió como aquellos fantasmas jugaban con su ropa, ya que escuchó entrar a otro de estos seres inimaginables a su habitación. Sentía la estela de aire que dejaba su ropa al volar sobre ella.
Ella los conocía bastante bien. Aun más, ella había hecho un trato con ellos. Ellos le iban a dar una llave de oro, que la llevaría a un imperio más allá de la realidad, mientras que ella en cambio les iba a permitir quedarse en su departamento. Pero ellos no cumplieron su parte. Desde ese instante que empezaron a hostigar a Paula.
Aquellos fantasmas eran lo más despreciable de este mundo.
Paula estaba inmóvil, mientras los fantasmas hacían su desagradable trabajo. A cada segundo su corazón latía más fuerte y más rápido. No comprendía aún el por qué. Había estado tantas veces con ellos en la misma situación, pero esto tenía algo muy distinto a las demás veces.
Ahora empezó a jadear. Sentía que el aire se le acababa. Mientras los fantasmas destruían todo a su paso, incluso la vida de Paula, ella se movía violentamente sobre su cama, pero sus extremidades no reaccionaban. No entendía el por qué. Su cuerpo no reaccionaba. Su boca inmóvil. Sus ojos mirando al techo. No entendía nada de lo que pasaba a su alrededor.
Luego sintió que algo muy fino se posaba sobre su cuello. Miró hacia la izquierda y luego a la derecha. No vio nada. Nuevamente gotas de sudor surcaron sus sienes. Oyó como los fantasmas se reían y a la vez callaban. Aún no entendía el por qué de esta situación. Después sintió que este hilo fino empezó a aprisionarla, a cada segundo, contra su cama. Su respiración fue cada vez más rápida, junto con sus latidos. Se dio cuenta que si se movía, aquél la aprisionaba aún más. Se quedó quieta finalmente. Empezó a llorar. Se sentía menospreciada. Su dignidad fue aniquilada. Su mente quedó en blanco. La rabia y la desesperación se apoderaron de ella.
En ese momento hubo un silencio sobrenatural. Nada se movía o hacía ruidos en aquella habitación del departamento. La soledad acompañó a Paula. Sintió que a pesar de vivir en esta gran orbe, atestada de personas, se sentía sola. El departamento estaba callado, su boca abierta y el silencio vivo.
La dama negra a la cual teme el hombre todo los días de su vida se hizo presente ante ella. Su corazón latía mucho más rápido de lo que cualquiera se puede imaginar. Su respiración era tan rápida como una estrella cruzando el inmenso mar. Su transpiración era incontrolable. Sus manos temblaban. No sabía lo que tenía frente a ella.
La dama negra se la llevó con ella. La tomó del brazo de una manera muy sutil, la levanto de la cama, la calmó y la llevó muy lejos del departamento y muy lejos de su pasado. Paula se sintió aliviada. Luego de un suspiro, le sonrió.
El silencio se hizo presente aquella noche en ese edificio.
De los fantasmas nunca se supo.
Y el olvido se hizo cargo de Paula y todo lo demás.
Después de un tiempo, Paula fue encontrada en su departamento tirada sobre la cama, con los pies y manos atadas con cinta adhesiva, con una bolsa plástica negra en su cabeza y con un hilo de pescar amarrado fuerte y violentamente sobre su cuello, sofocada.
Fue asesinada, por hombres, sin saber la razón.
Autor: Gonzalo Maruri Velásquez.
martes, 29 de enero de 2008
¿Quieres publicar tu cuento u historia? Entérate cómo hacerlo aquí
Objetivo: El objetivo de este espacio virtual es crear, encontrar, publicar y comentar historias, cuentos, etc. originales (sin editar o sin haber sido publicados antes en cualquier medio físico o virtual).
Aspectos Generales
Idea Original: Luis Navarro.
Producción: Gonzalo Maruri.
El fin máximo de este espacio virtual es lograr publicar cuentos o historias originales, de autores jóvenes o ya consagrados, con la meta de que se vaya creando y mejorando, en cada uno de nosotros, aquel espíritu creativo que nos hace escribir mundos e imperios con leyes propias, personajes únicos y situaciones ficticias (sin desmerecer los mundos realistas). En conclusión, encantar y entretener a la gente y a las personas con la escritura y con la lectura de cuentos u historias originales.
El método que se va a utilizar para poder dar rienda suelta a nuestra imaginación a través del ciberespacio es el siguiente:
· Cualquier persona natural manda un email a cuentocorto08@gmail.com con su cuento u historia, firmado con su respectivo nombre o seudónimo, ya que como son obras originales la autoría de los cuentos es uno de los pilares que queremos defender en este espacio, teniendo en cuenta que si el cuento es publicado, es porque estás dispuesto a que otras personas en la red lo lean y hagan uso de él como quieran, lo que no quiere decir que queramos que se lucre con tus cuentos o historias. Por lo mismo, si quieres que personas cercanas a ti lean tus cuentos o historias depende absolutamente de ti pensar en aquellas personas que no sean capaces de lucrar con estos cuentos. Lo que menos queremos es lucrar con la creatividad joven. Somos jóvenes también.
· Luego nosotros publicaremos en el blog cada uno de los cuentos que lleguen a este correo electrónico, con la excepción de aquellos cuentos que no corresponden para el fin que estamos buscando. Como por ejemplo cuentos que atenten explícitamente contra alguien o alguna institución (esto último no será muy tomado en cuenta, porque sabemos lo que conlleva el proceso creativo y es difícil no tomar tu contexto, más si es un cuento realista)
· Después la gente que lea las historias podrá, sólo si quiere, dejar un comentario respecto al cuento que leyó. Se eliminarán comentarios que atenten directamente contra el autor del cuento o el blog en general, entendiendo que esto no aporta en nada al fin de este blog. Se eliminarán comentarios que tengan palabras como: Fome, aburrido, estúpido, etc. Ya que sólo se aceptarán comentarios que lleven en sí una crítica constructiva y no comentarios que vayan directamente relacionados con las primeras percepciones que tiene cada uno del cuento que leyó, es decir, si te gustó por qué y si no te gustó, por qué.
Otros
· No se hará distinción alguna con respecto a la extensión (número de páginas o párrafos) de los cuentos. Todos son bien recibidos por igual. No siempre haremos estricto uso del nombre del blog para aceptar los cuentos.
· Nosotros también publicaremos aquí nuestros cuentos originales. De hecho por eso nació la idea de hacer este blog.
· No se cerrará la puerta a aquellas personas que quieran publicar su poesía, pero se avisará de antemano cuándo se publicará la poesía. La dramaturgia no será tomada en cuenta ya que esas obras pueden ser utilizadas por gente inconsciente y podrías perder toda autoría de aquel trabajo y todo lo que eso implica. Pero aquí como son cuentos cortos, no es un problema muy grave.
· Los cuentos que no tengan autor no se publicarán y serán borrados del mail.
· Disfruten de este espacio. Tenemos la seguridad de que va a tener mucho éxito. Quién sabe, a lo mejor aquí van a estar los primeros escritos de aquellos futuros y famosos escritores chilenos.
· Por recomendación de nosotros lo mejor es poner tu nombre y tus dos apellidos. Creemos que así, si tus cuentos son mal utilizados (con fines de lucro) los asuntos legales serían más fáciles, pero es una situación hipotética. Puros rollos de mí (Gonzalo Maruri) Jajajajaja.
· Obviamente no se aceptarán cuentos no originales (publicados ya)
DISFRUTEN.